Como su nombre lo indica, este templo consagrado a Santa Bárbara, patrona de la ciudad, se inauguró en 1870, el mismo año en que Arauca fue fundada, y tanto en 1809 como en 1927, fue remodelado con el fin de conservar su estructura y arquitectura colonial. Además, para muchos habitantes de la capital, es hogar de personajes y leyendas reconocidas en la región.